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Muchas veces oímos hablar de productos biodegradables sin saber exactamente qué son, qué beneficios tienen, o incluso qué diferencia hay entre un producto que es biodegradable y otro que no lo es. Lo cierto es que, con los desafíos que afronta nuestro medioambiente, son muchas las empresas que buscan mejorar sus productos o servicios para hacerlos más respetuosos con el entorno: por eso, muchas de ellas nos piden asesoramiento sobre ecodiseño en Kaeltia. Pero, ¿qué significa biodegradable, y por qué es tan importante hoy día?
¿Qué es un producto biodegradable?
Definimos la biodegradación como la capacidad que tienen ciertos materiales de descomponerse en la naturaleza en los elementos químicos que lo forman, por la acción de agentes biológicos y/o ambientales, en un tiempo relativamente corto, integrándose así al ciclo natural sin dejar residuos tóxicos ni contaminar el medioambiente, pudiendo incluso aportar nutrientes a la tierra.
En esta definición es importante hablar de plazos: es decir, normalmente los materiales pueden descomponerse con el paso del tiempo por distintos medios, pero mientras que algunos tardan sólo semanas y producen un desecho biodegradable (no tóxico para el medioambiente), otros tardan años o hasta siglos, y en el proceso liberan incluso sustancias tóxicas para la naturaleza.
¿Qué es el plástico biodegradable, o bioplástico?
Dentro de los productos o materiales biodegradables, un material que en los últimos años ha ido ganando importancia por sus innumerable ventajas para el medioambiente es el bioplástico: se trata de un material similar al plástico convencional, pero que en este caso está compuesto a partir de polímeros de origen natural, por lo que se descompone en poco tiempo en el medioambiente.
El plástico tradicional que conocemos habitualmente, al estar fabricado a partir de derivados del petróleo o de otros hidrocarburos (combustibles fósiles), supone un gran perjuicio al medioambiente ya que no se descompone en la naturaleza por la acción de los microorganismos, necesitando siglos o incluso miles de años, por lo que estos plásticos acaban acumulándose y causando todo tipo de problemas.
Aunque en teoría puede reciclarse, en la práctica el reciclaje del plástico sigue siendo difícil y costoso (más costoso que fabricarlo nuevo): a nivel mundial se estima que sólo se recicla un 9% del plástico, mientras que más del 50% se acumula en vertederos y más del 20% acaba tirado contaminando el entorno. La incineración del plástico, por otra parte, soluciona el problema de su no biodegradación… pero es igualmente cara, produce diversas toxinas peligrosas para la salud humana y para el medioambiente, y supone un desperdicio de recursos.
Los bioplásticos son productos biodegradables que vienen a solucionar todos estos problemas del plástico convencional; un campo en el que están teniendo un gran éxito es en el de las bolsas de basura y en otros tipos de materiales desechables, especialmente en el ámbito de la medicina (prótesis, suturas, guantes, etc). De esta forma, si estos materiales acaban en un vertedero o en la naturaleza, al ser biodegradables se descomponen en cuestión de meses. Los bioplásticos son también uno de los materiales más útiles a la hora de fabricar todo tipo de packaging biodegradable para envolver productos.
¿Por qué es importante usar materiales biodegradables?
No sólo son las bolsas de bioplástico: en general, cada vez más encontramos productos producidos a partir de materiales biodegradables en objetos cotidianos de un sólo uso: la utilización de estos materiales, que pueden ser desde el aceite de soja o el maíz hasta el almidón de patata, está aumentando especialmente para la fabricación de envases compostables para comida: platos de almidón, cubiertos a base de pasta de semillas, vasos y envoltorios de comida fabricados a partir de caña de azúcar reciclado…
Y es que muchas veces no nos damos cuenta del impacto que pueden tener en el medioambiente acciones que parecen simples e inofensivas, simplemente por no utilizar materiales biodegradables. Echemos un vistazo al tiempo que tardan en degradarse algunos materiales que usamos o vemos a diario:
- colillas: 2 años
- chicles: 5 años
- mecheros: hasta 100 años
- bolsas o paquetes de plástico: 150 años
- anillas de plástico para latas: 450 años
- botellas de plástico: hasta 1.000 años
- pilas: 1.000 años (desprendiendo además sustancias muy tóxicas)
- botellas de vidrio: 4.000 años
Impresiona ver estas cifras, ¿verdad? Por eso es tan importante usar productos que sean biodegradables, para evitar toda la contaminación y el impacto que generan para el medioambiente los productos de usar y tirar que utilizamos a menudo. Entre todos los beneficios que aportan los materiales biodegradables, destacan los siguientes:
Menor impacto en el medioambiente:
al descomponerse en poco tiempo, el impacto paisajístico que producen en el medioambiente es menor, y generan menos problemas (p.e. animales atrapados por plásticos, o que se ahogan al tragarlos).
Bajas emisiones de CO2:
los productos biodegradables generan en su producción y en su descomposición menos emisiones de CO2, el principal gas que causa el cambio climático.
Nutren la tierra:
muchos de estos materiales biodegradables están fabricados a partir de elementos totalmente naturales, por lo que al descomponerse acaban generando nutrientes y abonando la tierra.
No contaminan:
al no generar residuos tóxicos y descomponerse rápidamente, este tipo de materiales evitan la contaminación de la tierra, de los ríos y de los mares.
No saturan los vertederos:
debido a su rápida biodegradación, se evita que se acumulen durante años o siglos, saturando los vertederos y obligando a abrir otros nuevos.
Evitan las alergias:
al estar fabricados a partir de elementos naturales, productos con los materiales biodegradables generan menos alergias entre los seres humanos en comparación con los materiales sintéticos.
Ahorran dinero:
tanto su producción como su coste son a largo plazo más baratos, por lo que suponen un ahorro de dinero.
¿Cuáles son los materiales biodegradables que podemos encontrar en el mercado y en casa?
Realmente, no es tan difícil encontrar este tipo de materiales que se biodegradan fácilmente; aunque no haya sido hasta los últimos años cuando muchas empresas han comenzado a utilizarlas en sus productos, en cualquier casa podemos encontrar ejemplos de materiales biodegradables como ramas, hojas secas, madera, lana, papel, cartón, etc., que se descomponen fácilmente sin dejar residuos tóxicos.
Además, es cada vez más frecuente encontrar a personas que compran productos biodegradables, como pueden ser algunos productos de limpieza y detergentes (normalmente no tienen fosfatos), pinturas a base de pigmentos naturales, cremas solares, pañales, cápsulas de café, bolsas de bioplástico o de papel, envases hechos a partir de materias primas naturales… Como ves, son más habituales de lo que puedas pensar.
Como ves, hoy día las empresas tienen a su alcance cada vez más alternativas para reducir el impacto negativo que causan al medioambiente, apostando por adoptar buenas prácticas que cuidan el planeta y que son más sostenibles, gracias al ecodiseño de sus productos y procesos de producción. Y aquí es donde interviene Kaeltia Consulting, asesorando a las empresas para optimizar sus recursos, mejorar sus costes y adoptar soluciones más respetuosas con nuestro entorno.