Artículos de divulgación

Hongos Micorrízicos. Invisibles pero esenciales en la agricultura

Es difícil estimar cuando aparecieron las primeras plantas sobre nuestro planeta Tierra. Podemos imaginar que aproximadamente hace unos 600 millones de años, las algas marinas decidieron colonizar lo que en aquel momento era un suelo seco como la superficie lunar. De ahí surgieron los primeros helechos que se fueron adaptando al medio y que comenzaron a establecer relaciones de simbiosis con los hongos que habitaban en su sistema radicular. Esta relación se materializó en la formación de “supra-organismos” donde los hongos obtenían carbohidratos de los helechos y estos a cambio, recibían recursos hídricos, sales disueltas y otros biostimulantes, permitiéndoles crecer a ambos en una relación (simbiosis) mutualista, donde la relación a largo plazo que mantienen beneficiaba a ambas partes. A esta comunidad de hongos se les conoce como micorrizas. Por tanto, no cabe duda en pensar que las micorrizas se pueden considerar como una estrategia agroecológica para optimizar la calidad de los cultivos. 

Podemos preguntarnos porque nuestros cultivos son cada vez más sensibles a plagas y enfermedades o porque tienen menos calidad, entre otras características no deseadas. El problema es que el valor del recurso suelo y la biomasa que en él habita ni se percibe ni se valora. En las últimas décadas de explotación de nuestros cultivos, no existía una consciencia de la degradación del suelo, de sus propiedades incluyendo la pérdida de la comunidad de micorrizas que colonizaban las raíces de las plantas que en ellos crecían. La pérdida de la cubierta vegetal y el aumento de la erosión son signos de que ese “supra-organismo” ya no habita en esos suelos.  

Durante el pasado siglo, la producción agrícola se centró mayoritariamente en el uso de fertilizantes minerales y productos químicos que, para mantener los rendimientos de los cultivos, supuso el uso de dosis masivas que nos han llevado hoy al estado de degradación que sufrimos en los suelos. Por suerte, la investigación de los últimos años en los insumos agrícolas ha ido encaminada a los componentes biológicos, como productos de biocontrol de plagas y enfermedades y de bioestimulación en plantas, que contribuyen a aumentar la fertilidad del suelo, así como a mejorar la estabilidad y funcionamiento de todo el ecosistema. 

Para obtener más información sobre nuestros servicios en el área de biocontrol de plagas y enfermedades y de bioestimulantes de la salud de las plantas:  

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