Artículos de divulgación

Desarrollo de Resistencia a fitosanitarios en la UE ¿Cómo abordarlo de forma eficiente?

 

Tres de los factores más determinantes en el incremento del uso de los productos fitosanitarios en las últimas décadas han sido, por un lado, la degradación del suelo (sus propiedades físicas y químicas) así como la destrucción de la biomasa (macro y microscópica) que lo estabilizaba. Como segundo factor, estaría el deterioro del sistema de inmunidad innata que las plantas tenían para defenderse/enfrentarse a factores tanto bióticos como abióticos. Y como tercer factor, estaría la introducción de nuevas plagas y enfermedades procedentes de terceros países debido a un deficiente control por parte de nuestras administraciones, que o bien legisla de una forma muy laxa o no hacen controles suficientes.  

Se estima que cada día se detectan de media unos 10 nuevos organismos nocivos en el territorio de la UE y la previsión para los próximos años es un aumento considerable de estos sucesos. 

No cabe duda de que el desarrollo de productos fitosanitarios con métodos de acción específicos contra plagas y enfermedades supuso un cambio radical en la protección de cultivos, por su mayor eficacia (efecto de choque) con pequeñas dosis. Esta práctica provocó la aparición del fenómeno de la resistencia, es decir, la capacidad de la plaga o enfermedad de sobrevivir antes las dosis aplicadas que anteriormente eran letales para su especie. 

El desarrollo de resistencias no ocurre por igual para todas las clases de químicos, dentro de los factores de riesgo asociados al fitosanitario, está la familia química a la que pertenece la sustancia activa y su modo de acción. En los últimos años, el número de grupos químicos fitosanitarios autorizados ha sufrido un gran descenso, impidiendo rotar tratamientos con diferente modo de acción para evitar resistencias.  

Para tratar de abordar los problemas de resistencias en Europa, se creó una base de datos elaborada por la EPPO sobre casos de resistencia. En su elaboración participan 26 países de la EPPO y 17 países ingresaron casos de resistencia en la base de datos. Al 13 de febrero de 2024, se han ingresado un total de 905 casos y solo los casos de resistencia que han sido validados por el Grupo de Trabajo de Expertos (EWG) de la EPPO sobre Resistencia a los PPP se publican en la base de datos y son visibles para el público. Desde la última reunión en Atenas, en septiembre de 2023, se han publicado 255 nuevos casos.

Esta base de datos se desarrolló inicialmente como una herramienta para el Grupo de Trabajo de Expertos sobre Resistencia de la EPPO y ha evolucionado hasta convertirse en una plataforma para ayudar a los países miembros de la EPPO y a los solicitantes involucrados en el proceso de autorización de productos fitosanitarios. Desde su creación, se han validado un total de 811 casos. Esto incluye 421 casos de fungicidas (52%), 196 casos de herbicidas (24%), 155 casos de insecticidas (19%) y 39 casos de acaricidas (5%). El mayor porcentaje (32%) de los casos validados desde la creación de la base de datos provienen de Francia.  

Además de EPPO, hay dos grupos de trabajo relevantes en Europa, como FRAC que se centra en las estrategias de prevención de resistencia a fungicidas y bactericidas e IRAC que se centra en la prevención de resistencias a insecticidas, acaricidas y nematicidas.  

Dentro de todas las técnicas disponibles para evitar la aparición de resistencias, además de todas las recomendaciones de FRAC, IRAC, así como respetar las instrucciones de uso autorizadas, se debe considerar el Manejo Integrado de Plagas (MIP) como la herramienta más eficiente y respetuosa con el medio ambiente para la protección global de los cultivos. El MIP constituye un proceso dinámico que emplea un enfoque basado en sistemas ecológicos cuyo objetivo es mantener las funciones ecosistémicas y para ello, como primer paso se recomienda el uso de prácticas preventivas en los cultivos (cuidado de la salud del suelo, inmunidad innata de la planta (especies autóctonas), variedades resistentes, rotación de cultivos,…). A continuación, y de una forma precisa, suministrar al suelo y a la planta los fertilizantes y biostimulantes que mejor se adecuan al cultivo, el suelo y al resto del ecosistema.  

Si a pesar de estos esfuerzos aparecieran plagas y/o enfermedades, se recomienda en primera instancia el uso de productos de biocontrol, pudiendo incluir organismos vivos de control, extractos de plantas, microorganismos, semioquímicos, sustancias a base de ARN, entre otras opciones. Finalmente, si el control requiere la aplicación de una medicina química, se recurriría a los fitosanitarios convencionales.  

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